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10 ta la doctrina del santo Evangelio, contextó el Obispo, la abrazo con el mas profundo respe- to y la sigo. Está muy bien , nos llamarémos hermanos, pues tambien se tratan con tan ex- presivo dictado los Reyes y Emperadores entre ellos mismos, los Obispos y Arzobispos mútua- mente, y asi nombra el sumo Pontífice á los Cardenales. El R. P. Maestro lo quiere asi tambien , pues se firma Fr. Manuel Martinez, y todo el mundo sabe que fray, frater y her- mano, todo es uno. — Estamos conformes. — Le V., hermano Español, que ya escucho. — « Contextacion de Fr. Manuel Martinez « á la carta anterior. En mala hora, S.: IH,mo, « fué ese amigo á turbar la tranquilidad mas « apreciable de que goza S. 1. en su retiro, obli « gándole á leer el papel titulado : Los famo- « sos traydores..» — Deténgase V.: es falsa esa proposicion. El Auxiliar no ha dicho ni es- crito, ni está en su carta que se le ob/igd : lo que dijo, lo que escribió, es que le instó fuer- temente. El instar no es obligar. Con haberle respondido : no quiero leer ese papel , estaba concluido. Lo leyó , porque le instó, pero no le obligó 4 leerlo. — Hermano Obispo, si se de- tiene V. en estas niñerias, no acabarémos ja- mas. En leyendo el primer número de la res- puesta, hablarémos sobre su contenido. — Está bien : siga V. — Sigo : « Los famosos traydo-

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