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tad >) AAA 204 moslo con paciencia , y vamos explicando lo que falta. La es 7. El haberme quedado con nuestros enemigos, no imitando la conducta de tantos y tan sabios Obispos españoles que huyeron al acercarse es. te azote de Dios, y el haber recibido de las autoridades el juramento de obediencia y fide- lidad que han prestado á un Rey intruso con. tra las obligacióhes anteriormente contraidas para con nuestros legítimos Soberanos , son dos crímenes imperdonables, dice V., que harán execrable mi memoria y destruirán para siempre el mérito de mi conducta anterior, tan virtuo- sa y respetable. Ya me figuraba yo que no le quedgba al P. Definidor otro atrincheramiento en donde esconderse para evitar su total derrota; pero si confia en él, mal pleyto tiene, porque muy pronto será lanzado de su posicion, y verá su causa perdida con costas. V. ahora no lo cree , mas antes de media hora se lo volveré 4 decir; y si no niega razones mas claras que la luz, ó contradice las autoridades divinas mas sólidas que el bronce, habrá reconocido su error. Confieso en obsequio de la verdad que habia pensado observar el mas profundo silencio acer- ca de la fuga de los Obispos, al tiempo críti- co en que el rebaño tenia mayor necesidad de su presencia. Esta causa la reservaba para que
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