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1Q1 diccionales , envié el coche , Capellanes y Cria- dos á Zaragoza, y me quedé muy contento en casa del 5.” Cura de Paniza, esperando que el único familiar que tenia, me tragese mi ca- ballo y calesin, que era todo mi equipage. No tardó en llegar, como se lo tenia encargado , y salí inmediatamente de, PanizBbara los -1u- gares de la tierra baja, escogiendo con efecto aquellos que eran mas pobres, mas montañosos y apartados de la capital. En ellos gustosamente predicaba , administraba el santo. Sacramento de la Confirmacion , y ordenaba á los Clérigos queme dirigia el Gobernador eclesiástico re- sidente en Zaragoza. Mi conducta ajustada 4 los preceptos del Evangelio, produjo en todas partes frutos pingúes de santificación, y la his- toria particular de mis viages ofreciera multi- plicados egemplos de conversiones admirables , alcanzadas por la gracia de Dios, que asombra» rian á los mas exactos observadores del cora= zon humano. No puedo acordarme sin ternura de las famosas funciones de Iglesia de Agua- viva, para las cuales se juntó tanta copia de Sacerdotes que celebré de pontifical con asise tencia de siete Capas , prediqué cuatfo sermo= nes, asistí al confesonario , se distribuyó la sa- grada Comunion á: un concurso innumerable de fieles , y-el tercer dia, consagrado á los di- funtos , se comió en comunidad , hubo durante

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