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189 nos, negar á Fernando el derecho de juzgar- le, y conducirle sano y salvo á lo interior de la Francia en compañía de la Tudó y de sus criaturas , ha-sido .hacer un desáire humillante á la Nacion, y principiar muy mal á grangear- se su confianza, protegiendo al autor de todas sus calamidades. Ya estamos fuera de digresiones, mi amado P. Definidor , y cuando: V. quiera prontos á entrar en nuestro asunto. Acuérdese V. de"que con Godoy. cayeron sus inmediatas hechuras , y que siendo una de ellas el Arzobispo de Za- ragoza , Patriarca de las Indias é Inquisidor general, temió tambien la suya, faltándole su principal arrimo. Con efecto, á penas se veri- licó la prision del Valido en Aranjuez, cuando el Arzobispo, no creyéndose seguro, huyó con la mayor precipitacion á Toledo; desde don- de hizo renuncia del patriarcado y de la In- quisicion general. No me incumbe averiguar si se le admitieron, ó no, ámbas renuncias. Lo que debo decir es, que si pudiera mostrar 4 V. nuestra correspondencia epistolar de aquel tiempo , le pareceria muy edificante. Este ilus» tre Prelado mostraba por su parte gran desen= gaño de las vanidades del mundo, y yo por la mia le inculcaba máximas de la mas acendrada Virtud para asegurar su felicidad eterna y el bien espiritual de sus ovejas , viniendo en persona á

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