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ñéndose á separar de sí los indignos dictados de embrollon, bandolero, reo de robos, sa- queos é incendios, de impio, renegado, tray- dor y otros, con que profusamenté calumnia Al] el hermano Manuel á todos los Españoles re- fugiados en Francia , pide con justicia que se le separe públicamente de semejante nota, en vista de razones y hechos notorios que se ale- gan; y concluye exortando al hermano Ma- nuel á dedicarse únicamente á las funciones del ministerio sacerdotal; á predicar la mútua caridad que Jesu-Cristo ordena, el perdon de los enemigos, la penitencia para la remision de los pecados, la fraternal union y la huyda de los vicios. — Grandemente: esto es en pla- ta, como suele decirse, lo que contiene mi carta, respondió el Obispo , sin hablar una sola palabra de circulares de Ministros, decre- tos de Reyes, viages á Bayona, renuncias de coronas , ni de otros asuntos políticos agenos de la inspeccion sacerdotal. Verdad es que se han leido bien y se saben muchas cosas de es- tas, porque habiéndose impreso y publicado por toda Europa con documentos justificativos ir- resistibles , no era decente que un Obispo es- pañol ignorase los grandes acontecimientos de su patria. — No hay duda, dijo el Español, que esta circunstancia hace mas recomendable la moderacion con que está escrita la carta;