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186 rona y el traspaso forzoso del cetro real: La causa escandalosa del Escorial descorrió ente- ramente el telon que cubria á lós actores prin cipales, y vimos con espanto las asechanzas puestas á la vida del heredero del trono, atri. buyéndosele crímenes que no podiz egecutar, ni era capaz de “concebir. Indígnase el pueblo de:que el insolente Favorito trate de arrancarlé tambien hasta la única esperanza que le que- daba en la sucesion próxima de un Principe humilde y modesto, y tanto mas amado cuan: to se le habia visto mas oprimido. ¡ El imo- cente y arrinconado Principe de Asturias Fér. nando atentar contrd' la vida de su augusto pa: dre Carlos 1V! Calumnia atróz, chisme horri- ble y: groseramente urdido por el enemigo co- mun. He aqui el grito univérsal de España. Mas el sencillo Monarca no siente los pasos do» losos del audaz Ministro ; agítase , teme, y ar- resta á su propio hijo. La Madre declama,; los Hermanos tiemblan , el Consejo real se atur- de, la Europa se éscandaliza, y la Nacion de- generada todavía enmudece. Sorprehéndense papeles, publicanse comunicaciones reservadas, forjanse crímenes, indicanse intenciones y nom- bramientos futuros, multiplicanse arrestos y des- tierros, y al cabo examinados los pretendidos reos, no se prueba nada. La mano pérfida que urdia una trama tan detestable se transforma de