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185 todavía llevamos con paciencia el castigo de una osádia tan temeraria , y seguimos pagando al vgncedor el tributo permanente á que nos dejó condenados. Entre tanto el autor de ta- maños males, unas veces se llamaba Generalí- simo de los egéraitos terrestres imaginarios, sin haber aprendido los primeros rudimentos del ar- te militar; otras Almirante, sin haber hecho ninguna navegacion; otras Príncipe de la Paz, por la ignominiosa que habia firmado, envile- ciendo á su pais y haciéndole tributario del extrangero.¡ Dios inmortal! ¡ Formásteis al hom- bre libre, y no obstante puede hacerse impú= nemente tanto abuso del poder ! No habia un individuo sensato en la Nacion que no previera el desenlace violento de tan lastimosa tragedia. La clase laboriosa de la:so- ciedad , que la ilustre tiraniza y llama pueblo bajo , el labrador sencillo, el artesano honra= do, el pastor que guarda los rebaños, viéndo los desórdenes del Gobierno, -lamentaban su próxima disolución. Ya printipiaban 4 inter- narse por nuestra casa las tropas extrangeras , ya tomaban mañosamente nuestras ¿plazas fron- terizas, y se abalanzaban con impudencia y sin obstáculo hasta la Corte. Entre tanto el Pala- cio de nuestros Reyes herbía en: chismes; y se preparaba á servir de escena donde-se repre- sentara dramáticamente la pérdida de la co rg TA
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