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183 to V. de culpa y pena. Para hacerlo con buen método , conviene coger el agua del manantial ; subiendo al orígen y no perdiendo de vista el curso sucesivo de los grandes acontecimien- tos que abraza esta última parte de la historia. Veinte años habia que aguantaba la pobre España todos los desórdenes que son consiguien- tesá un gobierno inepto y arbitrario. Sus tran- guilos habitantes seguian con disgusto, pero callando, el rumbo , ó el derrumbadero , por donde quéria llevarles un Guardia de corps entronizado ,*sin educacion , sin costumbres, y sin el tino necesario para arreglar siquiera la pglicia de un-*serrallo. Aplicada al timon del Estado una mano tan inexperta y temeraria, no era extraño que la Nacion fuese quedándose sucesivamente sin tesoro público, sin crédito, sin egércitos de nfar y tierra, y sin fuerza mo- ral. No era extraño que se desatendiera al mérito ; que fuesen MN los empleos; que se desterrara á los hombrés sabios; que se des- pojara á los templos de las alhajas destinadas al culto divino, y 4 los Ministros del santua- rio de sus bienes ; que creciesen de un modo ihdefinido las obligaciones del Gobierno, “al paso que fuera arraigándosé la ley de la tram- pa bajo nombres y sistemas especiosos de ad- ministracion ; que los Grandes se corrompieran, y no bastándoles sus enormes rentas para mían-
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