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e 177 Era casi imposible de otra manera haber ceon- firmado mas de cien mil individuos párvulos y adultos, no coñitados por aproximacion ó á bul- to, sino uno á uno por las listas formadas en cada parroquia, recorriéndolas todas : no era posible haber provisto de remedio 4 las nece- sidades de las Religiosas sugetas al ordinario, sin haberlas visitado y predicado en sus con- yentos , sin-haber examinado y arreglado los libros de sus temporalidades, sin haber consi- derado atentamente su observancia regular, y facilitado su reforma espiritual ,, escribiendo Constituciones propias al intento. Dejo á la pru- dente consideracion del P. CaMosa cuántas di- ficultades habré tenido que vencer, cuántos ge- nios indóciles que domar, cuántas molestias, indisposiciones y pesadumbres que sufrir, du- rante una visita tan larga, tan escrupulosa, tan apostólica y conforme al espíritu de Dios. Mas no prosigamos, respecto á que el: P. Delinidor confiesa en su carta que; los principios de mi obispado renovaban. la. memoria y el egemplo de los primeros Pastores de la Iglesia; y que imitando á los Apóstoles en la conducta y la doctrina , servia de norma y modelo de toda virtud á los fieles de J. C. Muchas gracias, Pa- dre mio, no solo por-el favor que V. nte hace, sino tambien por la justicia que en esta: parte administra. ¡ Cuánta es la fuerza de la verdad 12 AS RR E e ol A od
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