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AS Pa y y e 3 172 nicos, y de S. Francisco de los Observantes del Coso. Grande impresion hizo en los fieles la palabra del Señor, como alli no estaban acos. tumbrados á oir predicar á los Obispos : el con. curso era inmenso, los frutos copiosísimos en justos y pecadores, y las misericordias de Dios sin número sobre las almas. Observando que la Mision habia producido una mejora sensible en las costumbres del pueblo, procuré al instante hacer unos egercicios espirituales al Clero-sety. lar y regular, acompañados de pláticas sobre las obligaciones del Sacerdocio, y de meditaciones y exámenes acomodados á aquel estado , en el hermoso templo del seminario de S. Carlos. Fi- nalizados los egercicios al Clero, pasé por úl. timo á las: Iglesias de los conventos de Reli- giosas, y procuré del mismo modo sus adelan- tamientos en el camino de la virtud. - Teniendo muy presente que una de las pri- meras obligaciones de los Pastores es nutrir á sus ovejas del pasto espiritual de la divina pa- labra, no solo traté de que en la capital abun- dase este alimento entre toda clase de gentes y estados, eomo acabo de insinuar, sino que zeloso de las que se hallaban fuera, dispuse en seguida salir á la visita general de todo el arzobispado. Aqui es donde yo hubiera querido tener con- migo al P. Callosa, para que hubiese visto lo que es la santa visita hecha segun el espíritu
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