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170 vento de Capuchiinos de S. Antonio de Madrid, el dia 20 de febrero de 1803, siendo mi pa- drino el Ex.”> S.” Duque de Medinaceli, gran protector de los Capuchinos, consagrante el Ex.”" $." Arzobispo de Zaragoza , Inquisidor general, y asistentes los 11,m0s SS, Obispos de Albarracin y de Puerto-Rico. Dios nuestro Sel ñor, que-Mama 4 lo que no es ni existe, que produce de la nada todas las cosas, sostiene su debilidad y las reviste de su gracia y fortaleza, para que sean instrumento de sus obras magni- hicas, sacando su mdyor gloria de la despropor- cion misma de las criaturas, cuando estas, si son libres, no se intrusan temerariamente en sus adorables designios, sino esperan ser llama- das y cónducidas por su santa voluntad ; Dios nuestro Señor , vuelvo á decir, se dignó elevar- me del polvo-al estrado de los Pastores de su Iglesia, para «que orase, velase y trabajase en conducir los oyejas redimidas con su preciosa sangre al aprisco de la eterna bienaventuranza. Esta suerte preparada por la mano del Señor fué la mia, no buscada ni apetecida por mí, sino positivamente resistida por el profundo co: nocimiento de mi ignorancia y gran miseria, y al cabo aceptada , por no contradecir á la yo- luntad eterna. Nada pudo detenerme en la cor- te ni parientes, miamigos, ni ruegos, ni sa- tisfacciones; y la semana inmediata á mi con-

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