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169 máximas de la Religion de Jesu-Cristo , y em- pleado constantemente en inspirárselas á toda criatura con la doctrina y el egemplo, en medio de la Congregacion capuchina, ú fuera de ella, no me ha ocurrido jamas la debilidad de ineo- modar á mis semejantes para que me colocaran en algun empleo. Vivia contento con mi suer- te, y sin aspirar á otra cosa mas que á termi- nar mi peregrinacion sobre la tierra rodeado de mis hermanos los Capuchinos, libre de cui- dados y fortalecido con los sacramentos de la Iglesia. La divina Providencia, en quien tenia puesta toda mi voluntad, me llamó y dirigió repentinamente por donde menos yo pensaba. El Ex.wo S.o D, Ramon de Arce, Arzobispo de Zaragoza, no pudiendo residir personalmente en su diócesis por su empleo de Inquisidor ge- neral, necesitó valerse de un Obispo auxiliar para que egerciera sus fanciones ministeriales en su dilatado territorio; y habiendo en la Na- cion tantos hombres mas dignos de encargarse de tan grave comision, se acordó: y fijó en mi sin saberse porqué , pues no habia precedido entre él y yo conocimiento, trato, familiaridad, ni sugestion de otra criatura: Pidióle esta' gra- cia á S. M. D. Carlos IV, y conseguida; se impetraron las bulas de N.* S.mo P; Pio VII, en virtud de las cuales fui consagrado Obispo de Amizon, ó Amizonéense, en nuestro con-
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