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166 asistencia de la Providencia divina sobre modo benéfica, la palabra de Dios que se anunciaba viva y feryorosa , y la conducta no desdecia de las yenerables máximas del Evangelio eter. no de Jesu-Cristo , se veían en las ciuda. des, villas y aldeas, grandes misericordias del Señor sobre justos y pecadores. Cuando lo pres» cribian las constituciones del colegio, volvia á continuar la observancia regular, aplicándome al estudio de la Escritura sagrada, de los San= tos Padres, y de los cánones é historia de la Iglesia, huyendo de toda conversacion inútil, y teniendo declarada guerra perpétua á la ociosi- dad. En suma, durante aquellos treinta años, que pasé entre mis amados hermanos los Ca- puchinos, mi vida moral, sostenida con la gra- cia de Jesu-Cristo, y la pureza de mi doctrina, me agenciaron una reputacion ilustre dentro y fuera de España. Asi lo confiesa y declara el P. Definidor Ca- llosa con expresiones sobre modo lisongeras:; « Las obras de V., dice (ya habia impresos diez « tomos en 4.”), son las delicias y el continuo « estudio de los Predicadores del reyno de Va- « lencia y de otras provincias. Su estilo claro, « hermoso, y acomodado á sabios é ignoran- « tes, su doctrina sana, tomada de la Escritu- « ra y de los Padres, su uncion inimitable, « como don gracioso de Dios, y los admirables

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