BCCSEV000XIX-c--se-0071000000

165 gacion de los Capuchinos, y vestí por la pri- mera vez su respetable sayal el dia a de di- ciembre de 1764 en el convento noviciado de Alcalá de Henares. Hecha al siguiente año mi solemne profesion religiosa, seguí los estudios de filosofía y teología sin faltar en un ápice á la mas exacta observancia de la regla seráfica, ni al cumplimiento de las constituciones gene- rales de la Orden y laudables costumbres de la provincia de Castilla. Concluidos mis estudios, me retiré al observantísimo colegio de Misio- neros establecido en la ciudad de Toro, con per- miso real y pontificio, por el sabio y zeloso Ge- neral Fr. Pablo de Colindres; de buena memo- ria. Alli, donde la observancia regular era mas rígida, la vida comun mas perfecta, el silencio perpetuo, el estudio continuo, la pfedicacion, la aplicacion al confesonario, y la asistencia -á los enfermos y moribundos verdaderamente úti- les y edificantes , permanecí cerca de treinta años; saliendo muchas yeces por mandato ex- preso de los Prelados, 4 por llamamiento de los R.dos Obispos, con arreglo á la letra y espírita de las santas leyes de aquel colegio, á misio- nar por las diferentes proyincias de España. Como la mision era legítima , los viages apos- tólicos sin caballería , sin víveres ni dinero (pues tengo el consuelo de no haberlo tocado materialmente en aquellos treinta años), la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz