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165 pondet. Dejemos á un lado personalidades , y vamos al asunto. Jesu-Cristo, Dios y hombre verdadero, can- dor de la eterna luz, espejo sin mancha, con- substancial al Padre, eterno como él, omni- potente como él, santo como él, justo, sabio, impecable, camino, verdad y vida, conversando con los hombres, vestido de nuestra humana naturaleza, no se desdeñó de formar la apolo- gía de su conducta y doctrina, viendo que unos decian que todo lo habia hecho bien, y otros afirmaban que era malo, que poseía algun de- monio y seducia á las gentes. ¿ Pudierais con= vencerme de haber pecado ? decia el Señor 4 sus enemigos. Esta doctrina no es mia, sino de mi eterno Padre, que me envió á enseñaros la verdad, á dar testimonio de ella, y mostraros la que se contiene en la ley y los Profetas. Hé aqui en pocas palabras una apología verdadera é irresistible de las costumbres de Jesus, y de la bondad y pureza de su doctrina. El grande Apóstol S. PablS formaba tambien su apología en presencia del Presidente Festo, cuando dijo : No he pecado contra la ley de los Judios, contra el Templo, ni contra él Ce- sar. De muchas y graves culpas me acusan mis enemigos; pero ciertamente no pueden probar que las haya cometido. Del mismo modo prócedierón: él Príncipe de

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