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d e 3 A E e pr 4 rogué que me permitiera leerla, y que á su regreso por este pueblo se la devolvéria. Con- descendió gustoso , y luego que se fué, entró en mi cuarto otro Español que vive en la mis- ma casa, á quien dando parte del feliz hallaz- go, le rogué que comenzara á leerla para que conferenciásemos sobre su contenido. Nuestras conversaciones posteriores reducidas á un diá- logo familiar, pueden servir de contextacion á V. R. Leida por el indicado Español la cortisima carta del Obispo auxiliar al P. Comendador, y la difusa respuesta de V.R., — La cabeza de es- te hombre, dijo, es un torbellino deshecho , y la obra digna de tal padre. No hallará V. ahi la intencion de satisfacer á sus razones, sino el propósito permanente de medrar en qualquier tiempo , sacando el posible partido de las cir- cunstancias, apropiando las palabras y las opi- niones al semblante de ellas, hollando los res- petos mas sagrados, y en el fondo burlándose de todo. Véale V. tocar á la par veinte teclas sin concierto ni necesidad ; alabar , maldecir, calumniar , hacer el chulo, y cuando se le an- toja contradecirse con la mayor impudencia. Acaba de decir, por egemplo, que el papel del Obispo está escrito segun el espíritu de Dios, y luego añade que le ha hecho imprimir para que sea un documento nueyo de los desvarios