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140 « rado. ¿Acáso tendrémos obligacion nosotros « de respetar lo que ellos no respetan ? Batiés « ranse en campo raso, y nunca hubieramos « entrado en sus Iglesias. » ¿Qué habria repli. cado á esto el Escritor latino? ¿ Tenia noticia de estos ilustres y todavía demostrables esfuerzos del Amizonense? No, Señor, no la tenia : Na que quod sciamus ullo modo sacrilegio obs. titit. Pues ahora que la tiene, sírvase decirme con imparcialidad, ¿quien era la causa prin= cipal de aquellas profanáciones? .¿ Los guerri- lleros que se fortificaban en los susodichos san- tuarios, edificados en sitios yentajosos por su aspereza, y desde alli bajaban 4 dañar á los Fran- ceses, ó estos que irritados subian á lanzarles de sus atrincheramientos sagrados? ¿Está V. un poco dudoso ? Pues ya sabe V. algo mas para escribir al Santo Padre. Otra calumnia tan ab- surda como escandalosa fué decir, que el Au- xiliar no pidió siquiera á los Franceses los po- cos dias que eran necesarios para limpiar, pu: rificar y bendecir de nuevo atuellos templos prolanados : « Veque postulavit aut egit, ut sal: « tem per aliquot dies res atque cedes sacre « purgande sibi traderentur, quo nihil in his « impice violationi obnoxium remaneret.» Ten go dicho y vuelvo á repetir, que para hablar de esta manera al Santo Padre , era menester tener los ojos y oidos de una estátua, ó un corazon

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