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pp / Ey ma da! 134 notoria probidad, hayan leido con rubor y en- fado mentiras tan palpables, vertidas por unos Sacerdotes que serán tal vez sus compañeros de coro. Mas no se ha limitado á esto solo su im=- pudencia desenfrenada. Dice tambien la carta que en el mes de abril de 1808, el Aimizonense salió de Zaragoza, nes. cio quá de cansá; y que dejando el gobierno de la diócesis al otro Gobernador compañero suyo, se retiró á un lugar distante en el arzo- bispado. Esta es demasiada impertinencia. Por aquel tiempo no tenia el Amizonense relacion ninguna con el Clero de Huesca, ni necesidad de comunicarle las órdenes que recibia de su Prelado, y que salia 4 cumplir. ¿Qué le im- portaba pues al señor Escritor de la carta lati- na que el Obispo auxiliar permaneciese , Ó sa- liese de Zaragoza? ¿Pensaba que sin su bene- plácito no debia este egecutar los mandatos del Arzobispo? ¡ Nescio quá de-causá ! Pudiera oportunamente decírsele ahora lo que Jesu- Cristo dijo á S. Pedro en otro tiempo : ¿Quid ad te? Attende tibi. Señor enmascarado, ¿ qué Je importa 4¿V. lo que pasaba en otras dióce- sis? Atienda al arreglo de su conducta, y no se meta á censurar las agenas. ¿Quien, don- de, cuando le han dado á V. la comision. de apurar la causa de los viages que hacia ó de- jaba de hacer el Amizonense? ¿Quid ad te?

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