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127 seterita y tantos años! Los mismos Hotentotes, Cafres y Patagones se horrorizarian de una ex- travagancia tan contraria á la recta razon y al derecho de gentes. Dejemos. ya esto, Señor Obispo, y diga V. algo, si le parece, sobre ese anónimo latino que se supone dirigido á $. $., y con que termina el escandaloso escrito del hermano Manuel. — En yerdad; amigo, respondió el Obispo, que no me gusta hablar con enmascarados, por- que está uno expuesto á grandes equivocaciones. A las veces se piensa tratar con un hombre de bien, encontrando un bribon disfrazado. Cuan- do las personas se ocultan, no queda otro re; curso que atender á sus palabras y explorar sus obras : si aquellas son falsas, y estas perjudi- ciales, no cabe duda de que es malo el autor. Ocúltese este cuanto quiera, ,corra el telon pa- ra no ser visto, cúbrase de la carátula .mas her- mosa ó mas ridícula, las palabras le descubri- ran Á pesar suyo, y las obras darán testimonio de su índole. Establecida esta regla, que pa- rece bien fundada, acerquémonos primero 4 examinar si.es uno, ó-si som muchos los Sa- cerdotes autores de la carta, que se dice es- crita al Santo Padre. Si atendemos á las ¿pala- bras del hermano Manuel, eran varios respe- tables Sacerdotes; si leemos gon atencion la súplica de la carta, era uno solo, El mismo es-
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