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115 das las basas fundamentales de su esplendor, y quedó sola en medio de un pueblo atónito y amedrentado. Durante está terrible situacion, para no dejar enteramente baldíos los -nego- cios espirituales, era preciso buscar algun reme- dio; y ninguno era tan obvio y tan justo co- mo el que los Obispos reasumiesen sus 'facul= tades originarias é- impreseriptibles, nombran- do Prelados para las Iglesias vacántes. Resulta- ba: empero un. inconveniente de este: nombra- miento, y erá que por la insinuada- fálta' de comunicacion los Obispos electos no podian re- cibir las, bulas de su confirmacion del Santo Padre; y el arbitrio de recurrir al Metropoli- tano y á los Obispos comprovinciales envolvia entónces- no menores inconvenientes, porque la mayor parte de ellos se hallaban emigra- dos, unos en Mallorca, otros en Cadiz, y algu- nos en Portugal. No parecia posible .en aque- Ma época una ocurrencia mas feliz que: la de mandar á las Iglesias vacantes recihiesen4 los Obispos electos, con protexta de recurtir 4 la autoridad competente para la confirmacion, en la ocasion primera que se presentase : esto es, que se les diese la posesion de la: silla vacante, transmitiéndoles el Cabildo la jurisdiccion que egercia por la.muerte del Prelado anterior, asi como se la comunicaba al Vicario capitular; y que se les suministrasen-las. rentas de la mitra

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