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113 volviera á su antiguo esplendor, como efectiya- mente se fué verificando. — ¿ Y es aguantable, Señor Obispo, que una. cosa tan justa se' cen- sure, se interprete siniestramente, «se presen- te como un crimen, habiendo sido entónces una virtud ?— No lo extrañe V., amigo Espa- ñol. Cuaudo las pasiones juzgan, cuando una sentencia se pronuncia por. el espíritu de par- tido, todas las ideas rectas se trastornan. Pon- ga V, 4 un Molimista en yn tribunal de Jan- senistas, y le verá irremisiblemente condenado como corruptor de la. moral y de las santas máximas del Evangelio; lleve Vu:á un Janse- nista ante otro en que los jueces sigan la doc- trina del P. Molina ó del probabilismo, que es todo-uno, y cuéntele perdido , por mas que alegue-á su favor lis divinas Escrituras y los Padres de la Iglesia. Tanta 'verdad es que-el partido del «espíritu está. en oposicion con el espiritu de partido. Este todo la cambia, todo lo envenena y corrompe : aquel por.el contra- rio, dirigido' por la ley eterna de Dios , busca siempre la: verdad, se gobierna por la virtud, y no: solicita mas que la gloria del Señor y su propia santificacion. Ya es tiempo de que pase- mos al último punto, que es el mas grave ade todos en la apariencia ,+pero en la realidad de tan fácil solucion como los demas, La segumda acusacion gravísima del hermano 9

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