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106 « política mundana, por miedo ni por nin. «“ guna otra razon, digo: que en la época de que « se trata llegaron á mi noticia algunas ideas e formadas por los hombres malignos, que no « eran pocos en aquel tiempo, á que daba « cuerpo la preocupacion general, deprimien- « do las acciones buenas y notoriamente bené- « ficas de V. S. 1., mordiendo (sin datos) su « reconocida buena reputacion, y sus servicios « hechos á la Iglesia y al Estado, en odio de « haberse quedado en Zaragoza y de sus ser= « mones , de que 8 habló sin discrecion ni « juicio por cualquiera mequetrefe; mas nun- « ca llegó á mi noticia hecho alguno que pro- « dugese mala nota en su conducta política y « religiosa....>» — Notables son esas pocas palabras , Señor Obispo, y en ellas se" tocan dos teclas cierta- mente delicadas : haberse V. quedado en Za- ragoza , y haber predicado. Sé muy bien que lo primero se lo enseñaba á V. S. Agustin en aquellas circunstancias, y lo segundo era un precepto terminante del sacro-santo Evangelio. No hay efugio : 6 V. hizo bien, ó el Santo aconseja mal, y no debe seguirse el Evangelio. Los insipientes é irreligiosos mundanos , des- preciables mequetrefes, podrán tachar una con- dueta tan juiciosa, y figurarse lunares'én unas homilías Henas de máximas acendfadas y de
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