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93 des, y se recibiesen las respuestas del gobierno. En esta atencion Fespondió al momento que no eran bastantes sus fuerzas para sostener el gra- ye peso del arzobispado de Zaragoza, y asi no podia aceptar nuevos cargos. Esto lo dijo en público y en voz alta, de modo que pudieran oirlo el Cabildo: catedral «y las demas personas qué le rodeaban. Insistió el General en que se obedeciese la disposicion del. Rey; y como el Auxiliar, aunque sabe poco, entendia lo sufi- ciente para conocer que ni el Rey ni el Gene- ral podian darle la jurisdiccion eclesiástica que ellos no tenian, sino que deseaban únicamente que hubiera un Prelado, por quien se comuni- casen las órdenes del gobierno y qu arendiese á su observancia, respecto á que la mayor par- te de los de Aragón y sus inmediaciones se habia ausentado, segun queda dicho; tuvo por último que aceptar el nuevo trabajo, propo- niéndose hacer todo el bien que pudiera; y que efectivamente hizo, sin egercer jamas jurisdic- cion eclesiástica en los otros obispados. Si el Auxiliar tratara con personas de buena fe, creeria bastante esta sencilla exposicion pa- ra confundir la atrozcalumnia de haberse in=- trusado en el:.gobierno general de las Iglesias de Aragon; pero. luchando contra la maligni- dad de un hombre que desprecia la. autoridad divina de los Obispos y los trata con el mas i
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