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95 lleno de prosa mezquina. Cuando de tí me separan, celda por siempre bendita, para recorrer los pueblos de mi hermosa Andalucia y repartiles el pan de la palabra divina, predicando en las aldeas, en las ciudades ó villa; salgo á predicar gustoso, mas apenas se termina mi trabajo, dejo el pueblo, por tu amor, celda querida; y te busco presuroso porque me es tu compañia tan dulce, tan agradable, tan deliciosa y tranquila, que aumenta en mí los deseos de oscura pasar mi vida en tu quietud y silencio, gozando mi propia dicha. Alguna vez me obligaron á dejarte, celda mía; y en alas de la obediencia volé á las remotas islas que están al último extremo de la vasta Occeanía, cruzando extrañas regiones y playas desconocidas. He recorrido la tierra cual viajera golondrina;

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