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88 el Tajo y Jarama riegan. Llegamos á descansar á Madrid, corte opulenta de Reyes, que en otro tiempo dieron ley á mar y tierra. Despues de corto reposo volví ála marcha, y en ella saludé á Alcalá de Henares, Guadalajara y Sigienza. Creo que me salió el sol en tierras aragonesas, al entrar de Zaragoza en las campiñas amenas. Pase por Calatayud, me detuve en las Casetas, y despues no paró el tren hasta llegar á Tudela. El 17 á la una Llegué fatigado á esta, con mas sueño que un sereno, sí toda la noche vela. Esta ciudad de Pamplona es una gran fortaleza de muros inespugnables que casi da miedo el verla. Es patria de grandes hombres en las armas y en las letras, cuna de santos ilustres y prelados de la Iglesia. Nuestro espacioso convento esta sito en las afueras

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