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79 y en su flor, que del sol la luz codicia, veo bien retratado al varon justo, Que mira siempre con igual delicia á la luz de divinos explendores, á Jesús nuestro bien, Sol de justicia. La rosa con su aroma y sus colores de su propia hermosura envanecida, aspirando al imperio de las flores, Me dice los engaños de esta vida, de la cual fugáz tiempo nos despoja, como el aire á la rosa mas pulida: Empieza á marchitarla, estando roja, y, en un triste mo nento, decidido sopla el cierzo criiel y lá deshoja. En tanto que asi ando divertido, ó bien con los hermanos paseando, ó bien entre las flores distraido, La hora.del silencio va llegando, al sonar la señal enmudecemos, y á la celda subimos meditando. De la una á las dos siempre tenemos descanso con silencio rigoroso, y con él nuestras fuerzas reponemos. A las dos toca el bronce sonoroso á visperas; y asi que se han cantado, á la Virgen rezamosle con gozo El Rosario; despues de recitado hacemos un buen rato de lectura en la sala interior del noviciado. De seguida á la Virgen santa y pura obsequiamos su oficio completando; -

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