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del corista que lee diligente un libro de piedad devoto y bueno, Para que de este modo se alimente, con el libro y comida que tomamos, el espiritu y cuerpo juntamente. De seguida al Señor gracias le damos, y el augusto y divino Sacramento en la iglesia ó el coro visitamos, con humilde y profundo rendimiento. IT Así que este ejercicio concluimos, á la huerta nos vamos al recreo, en el cual nuestro espíritu esparcimos. Mientras unos recorren el paseo, otros varios cultivan lindas flores, y en el mismo trabajo yo me empleo: Cultivo las de más gratos olores, para luego llevármelas al templo á los pies del Amor de mis amores. Muchas veces ufano las contemplo, y, admirando sus formas y estructura suelo de ellas tomar algun ejemplo. La azucena de nítida blancura me enseña la virtud de la pureza con su-olor, su fragancia y hermosura. La violeta escondida en la maleza me enseña la humildad; pues ve sin susto del empinado cedro la grandeza. Tambien al girasol miro con gusto,

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