BCCSEV000CAPC-AVA-001-0100000

75 el Cordero divino inmaculado, Del Calvario la victima preciada, sacrifica; y nosotros la adoramos, cuando eleva la hostia consagrada. Casi siempre en la misa comulgamos, y volvemos al coro reverentes, do á la dulce oracion nos entregamos; Alli damos las gracias mas fervientes, á Jesús, que de el hombre enamorado, nos visita entre blancos accidentes. ¿Quien no queda suspenso y admirado, viendo á Cristo su propio manjar hecho y en medio de su pecho entronizado? Oh que pasmo! mi índigno y sucio pecho templo vivo es de Dios! y á su grandeza no parece ni lobrego ni estrecho: ¿Con que se pagará tanta fineza? HI Bendiciendo de Dios la providencia, al sonar la señal del desayuno a la mesa nos lleva la obediencia Si por suerte aquel dia no es de ayuno, nos dan sobria racion; tan corta agrego, que a buen seguro está sobre a ninguno, La faena y labor empieza luego para aquel que en la Orden Capuchina se llama pór su dicha hermano lego. Vaalegre el cocinero á su cocina; á su humilde taller el carpintero;

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz