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e 73 que no hé de mencionar, por peregrinos, ni ocultarle tampoco los rigores, Que, cón la-gracia y el favor divinos, en aquesta mansión quieta y callada practican los novicios Capuchinos. Vea, pues, brevemente aquí contada en humildes tercetos mal formados esa vida feliz y retirada que aborrecen viciosos y malvados. Cuando marca el reloj las cuatro y media, hora de la mañana silenciosa en que el sueño pesado nos asedia, El crujir de matraca estrepitosa lo ahuyenta de mis ojos, al ritido de su voz estridente y poderosa. Como es de regla aquí dormir vestido, despertar, saltar presto y arreglarme es cuestion de un minuto no cumplido. Elevo á Dios la mente, al levantarme, y le pido después arrodillado que su gracia y amor se digne darme. Me lavo en dos por tres; y ya aseado, — * arreglando mi celda espero suene la señal de que han todos acabado. Cuando al padre maestro le conviene, hace el signo de avíso; nos formamos y á pasarnos revista afable viene. Antes que den las cinco al coro vamos,

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