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A A los plieges, que el aura extiende, saltando de risco en risco. Lx oscuridad y el silencio reinan ya en el soto umbrio; y allá en el cielo aparecen estrellas de incierto brillo, Suena, vibrando en los aires, de la campana el sonido; y, al oirla, se descubre para órar el campesino. Y en tanto la blanca luna álzase por el egido, disipando las tinieblas con su esplendoroso disco. Su luz despierta en mi alma un sentimiemto adormido, que engrandece de repente aquel cuadro peregrino. Semeja la sierra un templo con pilastras de granito, con montañas por columnas, por cúpula el cielo mismo. Las estrellas son sus lámparas, su orquesta el grato sonido de la bullente cascada, que se despeña en el rio: Su puro y fragante incienso es el aroma exquisito que despide entre las jaras el romeró y el tomillo. . El universo es el templo - e? Ps

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