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— 46 — ¡Oh, si siempre la tuviera! ¡Oh, si siempre te adorase! ¡Oh cuanto amarte quisiera! ¡Oh cuánto quisiera amarte! No lo ignoras tú, ¡Bien mío! No lo ignoras tú, que sabes De mi corazón las ansias Y cuán fino ahora me late. Tu conoces sus finezas; Tu ves que vela incesante; Que no duerme, que á tu lado La guardia de honor te haze. Tu ves mis tiernos suspiros, Las vigilias que constante Paso aquí, y el tierno lloro Que del corazón me sale. Este insomnio que padezco, Este aquí presente hablarte, Y en tus delicias perderme, Y en tu amor embriagarme. ¡Oh, Jesús ¡oh si pudiera Mi corazón palpitante Del tuyo ser el Sagrario Y aquí en mi pecho encerrarte! ¡Oh quién lograra tal dicha! ¡Oh Jesús, si la lograse! > Mas ¡ay! el temblor me agita, Me agita por todas partes. ¡Ven, Jesús, que desfallezco, Conforta este pecho amante! - Y haz que el delirio que siento,