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» E Rumor de ardientes suspiros, Que con el canto se mezclan. Los ángeles que invisibles Contemplando están la escena, Plegan sus doradas alas Y como suspensos quedan. Por entre las religiosas Alegre marcha y serena Una jóven candorosa Con blanco velo cubierta. Llega al altar; se arrodilla, Dobla humilde su cabeza, Abre sus rosados labios Y esclama de esta manera: “Jesús de mi corazón, Te consagro mi existencia, Te sacrifico mi alma, Te ofrezco mi vida entera; Todo mi amor te consagro, Tuya seré hasta que muera Y más allá de la muerte Por edades sempiternas. Unome á tí con los lazos De castidad y pureza, De pobreza voluntaria. De humilde y pronta obediencia, Atrás, mundo fementido! Fuera de aquí, pompas necias! Atrás, delicias del siglo! Soy de Dios, y El es mi herencia!,, Dijo; y los ángeles santos

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