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brota el agua envenenada, y, aunque su sabor es grato, en vez de apagar la sed mas la enciende á. cada trago. Mira que el inmundo cieno la cerca por todos lados, y, si te posas en él, te atollarás en el fango, antes que puedas gustar de sus aguas sorbo amargo.» «Avecilla, que naciste para volar por lo alto, para subir por encima de los montes encumbrados, y el nido de tus amores colgar de frondoso árbol; ¿te arrastrarás por el suelo? ... ¿te posarás en el fango? ... ¿te seducirá la fuente de los deleites mundanos, con su apariencia traidora y seductores halagos?» «!Ay ave de blancas plumas, de vuelo airoso y gallardo! no te arrastres por el cieno, no te acerques á esos charcos, no bebas en ese arroyo, no poses en él tus labios, - no pongas tus blancas plantas en su borde encenagado, que mancharás tu plumaje,