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00 ¡07 I menuda florecilla nuestro suelo! el árbol nos dá sombra, y las aves del cielo con sus trinos nos llenan de consuelo. Juega en las enramadas el viento con susurro deleitoso, y las auras templadas * nos traen oloroso de la flor 21 perfume delicioso. Con este vivirsgrato tu alegras, soledad, al alma mia en pasando en ti un rato se llena de alegría, y la mente se eleva y extasia... Esto Julio decía: y á los cielos la vista dirigiendo, nadaba en alegria; lo cual Alfredo viendo, de esta manera prosiguió diciendo: Aquí es do siente el hombre ese himno que entona el firmamento al infalible Nombre de aquel que en un momento, supo hacer tan magnífico portento. Que plácido es sentarse - - junto al pie de una encina solitaria de su Dios acordarse, y en la oración diaria dirigir hácia el cielo una plegaria!
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