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179 al parecer deleitable, se me hace intolerable, porque puedo serte infiel: Oh que amargura! que hiel! Muero de dolor transida Porque no acaba mi vida. Teresa Acaba ya de acabarte, vida no me seas penosa; ya no me falta otra cosa, sino morir y dejarte. Quien pudiera abandonarte! que aquí lloro sín consuelo Por verme pronto en el cielo, Clara -¡Oh cuanto es para llorar la muerte que estoy sufriendo, al paso que voy viviendo vida que se ha de acabar. Oh Jesiis! llévame ya! que aquí lloro detenida, porque no acaba mi vida. Así Teresa plácida cantaba, y así Clara también le respondía; y yo que sus cantares escuchaba, con memoria feliz los retenía, á mi sola, tal vez los recordaba, pensando repetirlos algún día: y hoy gozoso los lanzo al vago viento oculto en un rincón de mi convento.

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