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149 ya no parece que es la España de Don Pelayo, la patria de Hernan-Cortés, la España del Dos de Mayo. Perdónala ya, Señor! y dale dias de gloria; mira su acervo dolor, oye su triste clamor y llévala á la victoria. Mira sus legiones bravas: Dios mio, míralas bien! ¿no son la que tú llevabas á la victoria en las Navas, en Clavijo y en Bailen? Míralas! su fe sencilla te adora con santo anhelo puesta en tierra la rodilla: bendícelas, rey del cielo! por tu madre sin mancilla. Y bendice á esta ciudad que te adora por fortuna, con tanto amor y verdad cual no lo hace otra alguna en esta solemnidad. Sevilla, ví el esplendor, la devoción y alborozo con que adoras al Señor en este dia de gozo, y quise ser tu cantor. Mas ay! en vano intenté
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