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148 Y mi emoción la aumentaba el ejército formado que la rodilla doblaba y sus armas presentaba al Señor Sacramentado. Armas á su Dios rendia la milicia... y entre tanto acudió á la mente mia la victoria de Lepanto con los triunfos de Pavía. Y evocado por mi mente el recuerdo de la historia, se presentó á mi memoria la España del Rey prudente, con su incomparable gloria. Y... ¡oh Dios! entonces clamé: si la antigua España un dia señora del mundo fué, todo lo debió á su fé, á la fé que en tí tenía. Mas ay! te ofendió altanera y está su culpa expiando... y aquella I:spaña guerrera va en todas partes dejando girones de su bandera. De la bandera que izada por su primera Isabel en los muros de Granada hizo huir precipitada del moro la hueste infiel. - Y ora España en su desmayo, A TP EST A A

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