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143 oh qué trance este tan fiero! yo soy el pobre jilguero en triste jaula encerrado. Si allá en el claustro sagrado me viera, como me ví, si cantara entonces, sí, de mi libertad gozando; pero encerrado y penando, ¿quién canta, quién canta así? Mas ten valor, alma mía! no te conturbes ni llores, desecha ya tus temores, revístete de alegría, que puede ser venga un día en que te den libertad, vueles á la soledad de tu anhelado convento, y allí con tranquilo acento cantes de Dios la bondad. Y qué he de hacer entre tanto? oh alma! ama y espera, calla, sufre, persevera, vierte en silencio tu llanto, no te rindas al quebranto, no cedas á la tristeza, mira el cielo con firmeza, cállate y ten confianza, que en silencio y esperanza estará tu fortaleza.

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