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135 »¡Oh avecilla, que volando los aires cruzas ligera! ven que te estoy aguardando, y serás la mensajera de un alma que está penando. » Ven á prestarme el consuelo que lloroso te suplico; ven, ave de raudo vuelo, que quiero enviarte al Cielo con un papel enel pico. » Toma, pues, y á esa morada de gozo no interrumpido llévatelo apresurada, y dálo á la que es llamada consuelo del afligido. » Y le dices á María que dolores y pesares me atormentan noche y día; que lágrimas vierto á mares, que carezco de alegría. »Que es mi destierro muy largo, que es mi vida muy penosa, y que por verla gloriosa el vivir se me hace amargo y la muerte deliciosa. » Dile cual estoy aquí, dile que verla quisiera, que tenga piedad de mí, que me lleve para sí y me lleve cuando quiera. » Y dado así tu recado,

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