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Que por corte ninguna te cambiara... Qué mas? Véalo el lector en el original, para no "trasladarlo aquí por entero: Lea despues los diálogos de Sta. Veronica de Juliani con el Niño Jesús, el de Je- sús con el alma, el de Conrado v Raimundo, hAblando .de la vida del cielo: y digame después, sí no son estas composiciones caracteristicas de nuestro vate. Las mis- mas églogas de Virgilio traducidas por el gran Luís, no aventajan siempre en belleza ni en naturalidad á estas dos últimas que he citado. Vease en prueba de ello como Raimundo invita á cantar á su compañero. Ya que Dios ese don te ha dispensado, El eco de tu voz suéltalo al viento, Que yo á te responder aparejado Debajo de este plátano me siento: Canta, Conrado, canta con dulzura, Celebremos del Cielo la ventura. Y este empieza á cantar; Sal un poco, cautiva ánima mia, De la carcel del cuerpo tenebroso, Y contempla la dicha, el alegria, Galardon, bienandanza y el reposo, Que despues de esta larga y triste via, Te dará tu Señor, Padre y Esposo; Sal, ¡oh alma! contempla aquestos Cielos, Y mira el blanco allí de tus anhelos. : En los sonetos hay un sabor de antigiiedad clásica, una viveza de sentimiento y tanta naturalidad en la es. presion. que dán ganas de repetir su lectura. Sirva de comprobación este cuarteto del primero, en que ha- blando con la fuente, cuyas aguas nacen entre florés y mueren en el mar, le dice:

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