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A O 117 y entonces, Pastora amada, muéstranos á tu Jesús, A Jesús, bien infinito, para el mortal que se encuentre con el corazón contrito; á Jesús, fruto bendito de tu purísimo vientre, Qué más, Pastora amorosa? qué más; Virgen, te diré? ¡Oh María venturosa! tu clemencia imitaré, ¡oh clemente! y ¡oh piadosa! No habrá quien de tí me aparte, porque toda mi alegría está en quererte y amarte y en todo trance llamarte ¡Oh dulce Virgen María! ¡Oh celestial bienhechora! ¡oh dulce Madre de Dios! ¡oh Zagala encantadora! divinísima Pastora ruega, Señora, por nos. Al oir mi triste voz, no dejes, no, de escucharme; quiero correr de tí en pos, tú no ceses de ampararme ¡Oh santa Madre de Dios! Por nuestro común pecado nosotros somos indignos * de morar junto á tu lado; mas ruega á tu Hijo amado