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109 que deje á cualquiera hora, por la sierva á la señora, por la estulta á la prudente, por la oveja á su Pastora? ¿Quién habrá que no te ame? ¿Quién habrá que no te estime? ¿Qué en su dolor no te llame? Que, si la aflicción le oprime, á tí, Pastora, no clame? Yo clamo, por te quiero; yo clamo, porque te adoro; clamo porque te venero; Pastora, tu gracia imploro, líbrame del lobo fiero. Ya sabes, Zagala mía, que nací para ser tuyo; por eso reniego y huyo del diablo, que en triste día me engañó y tuvo por suyo. Para tí ¡oh Madre! nací, y lo que el alma siento, fué que tuve atrevimiento para apartame de tí sin el menor fundamento, ¡Insensato! en qué pensaba, cuando me portaba así? Estaba fuera de mí, loco, y por eso pecaba, huyendo lejos de tí. Mas si estaba entonces loco; ahora que estoy en mi acuerdo,

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