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106 la más fragante azucena, con tu beldad comparada, seguramente no es nada, Pastora de gracia llena. Los cipreses de Sión, la más gallarda palmera, los lirios de Zabulón.... todo es figura grosera, nada en tu comparación. Mas, ¿qué digo? el sol radiante, la luna argentina y bella, y la más fúlgida estrella, pierden su luz rutilante junto á tí, Madre y doncella. Que tú sola eres, María, del cielo aurora brillante, estrella que al puerto guía, flor deliciosa y fragante, causa de nuestra alegría. Eres la puerta del cielo, refugio de pecadores, del angustiado consuelo; eres la flor de las flores que han nacido en este suelo. Eres... decirtelo quiero; eres... ¿cómo lo diré? eres mi amor verdadero; y así, yo nunca sabré espresar lo que te quiero. ¿Ves cuántas veces la aurora por el Oriente salió?

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