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IIIS'J'OIU/\ lll 1()\ ! ClN \ 1 N i n, Ci\1'11( IIINC I', l>I· 1./\ l'ROV IN( 'li\ 1) 1' 1 \/\( 1( /\lil l Clll(i\/ON l ll • 11 •.SllS 1)1' C'ASTIU /\ 827 rn Consejo pide nuevos informes al prior de Uclés. Éste los da , procla 11H1ncJo q ue los capuchinos e ran de mucha utilidad para el bien espiritua l de l:1villa. Antes de finalizar e l año de 1627, los vecinos regalaron generosame nte l'I lcrre no necesario para la iglesia, convento y huerta bien espaciosa. Se comenzó la obra. Ayudaron mucho en ella los vecinos con sus limos- 11 :1s y trabajo personal. Una compañia de soldados que estuvo e n este una lc111porada e n la villa, también puso su trabajo. Más ade lante, a partir de 1630, el mismo Consejo de las Órde nes dio cada ,1110 cinco mil ducados de limosna para la ayuda de la construcción. En 1643 se terminó el convento (sencillo y cómodo) y poco después la 1gk sia, de una sola nave, sencilla y pobre. La huerta era espaciosa; sin embargo, carecía de agua. Los superiores apro– w drnndo los tres mil ducados que un novicio dejó al entrar e n la O rde n, la 11ajcron de lejos: de "siete mil setecientas varas de distancia". Hicieron fa lla olras limosnas porque la obra era grande. Los planos los hizo fr. León de Mon– lc rrcy en mayo de 1651. La obra de canalización se terminó e n 1657. Como en los demás conventos, los capuchinos hicieron una gran labor apostólica; e l apostolado ha sido siempre parte esencial de su carisma. En 1699 los frailes tuvieron otro litigio, que ganaron, contra e l prior de l Jd és y el cura de Villanueva del Cardete, sobre los derechos y obligaciones de los re ligiosos en la procesión del Corpus. E n esta ocasión, el famoso P. To- 1rccilla compuso un alegato lle no de e rudición e irrevocable. Ya antes de 1642 los capuchinos de Yillanueva del Cardete consiguie ron la potestad de dar el hábito a los hermanos de la Tercera Orden secular. Por tal motivo surge una querella de parte de los franciscanos observantes de Carrió n (Ciudad R ea l) en 1642. Hubo la necesidad de apelar al Nuncio, que d io la razón a los capuchinos. En 1755, para ve r un poco la estratificación social y las personas con las que se encuentran los capuchinos, sabemos que Villanueva del Ca rdc tc tie nc 450 vecinos; hay un cura párroco de l hábito de Santiago, 11 clé rigos, 16 capuchinos, un médico, un ciruja no, un boticario, un barbero, dos he rrado– ' es, un maestro de primeras le tras, un escribano, un alguacil, dos guardas de campo, un estanquero, un corredor, dos mesoneros, dos alarifes, un carpin– lc ro, un herrero, tres torneros, un esquilador de ganado, un aguador, tres SilS· tres, tres tejedores de albornoces, seis paraires, un molinero, un bata nero, un ec hade ro,dos a rrie ros, nueve labradores-estamberos, 130 jornaleros y 40 po– hrcs de solemnidad. C::: n 17 15, e l P. General, fr. Miguel Ángel de Ragusa, visita la P rovi ncia ele ( ':islilla y hace reunir a los re ligiosos de Villanueva del Cardete j un to a los dc ' lb lcdo y Esq ui vias en e l convento de Cubas para visita correspondie nte. En 1726, el P Ge ne ra l rr. l la rt mann ele Brc sanone visitó a los re ligiosos tic Villnnuevé\, .Jad rnquc 1h runc 11 •n l'I conve nto de Alca lá.

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