BCCSAL000HEM-EF-101100000000000

812 Jl'SllS I UC/\S RO l)RÍ(aJJó/ C:ARC'Í/\ El Cardena l también trajo, mediante unas costosas obras, agua para el servicio de los frailes y para la huerta. Les daba limosnas para su manteni– mie nto y destinó para ellos parte de la re nta a nua l de doce mil ducados que estaban destinados para pobres. Al poco tiempo llegaron de Madrid los frailes recié n profesos. Quedó de guardián el P. Diego de Quiroga y de maestro de novicios e l P. Sebastián de Vale ncia. E l noviciado estaría e n Toledo dos años, luego pasó a Alcalá. Al mismo tiempo que Toledo, sería noviciado e l convento de E l Pardo debido a la abundancia de vocaciones. Antes de la división de la Provincia de Castilla, estuvo el noviciado e n distintas sedes: San Antonio del Prado,Toledo, E l Pardo,Toro,Alcalá de He– nares y Salamanca. La fábrica de sayal, la de los hábitos, estuvo e n el conve nto antiguo de Toledo hasta que lo dejaron e n 1662, después pasó a Jadraque hasta 1706, año e n el que fue trasladada al convento de La Pacie ncia. La iglesia era pequeña y en estado ruinoso fue derribada ve inte años des– pués para levantar la que aún hoy e n día se conserva, también de muy re– ducidas proporciones, y que no es otra que la popular ermita del Á ngel, tes– tigo de tantas y tantas rome rías hechas por las gentes de Toledo. Al resultar e l convento insano por las moscas, mosquitos y humedades de l río, e l convento se dejó. Allí se construirían luego casas particulares. E l 2 de abril de 1631 se pone la primera piedra de l segundo convento. Como ya dijimos, al ame nazar ruina la primitiva iglesia , los re ligiosos le– vantaron la llamada e rmita de l Ángel. Un caballero vale ncia no, Barto lomé Gisbert, se ofreció a pagar el coste total. El mismo Gisbert hizo por su cuenta e l coro y la sacristía y mandó pin– ta r un gran cuadro que formaba el retablo del a ltar mayor, obra de Vicente Carducho. Re presentaba a la Santísima Trinidad con la Virge n, San Francisco y e l Ángel Custodio, titular de la iglesia, conduciendo un alma protegida, sim– bo lizada e n un niño a quien lleva de la mano para presentarlo al Juicio Fi– nal. A sus expensas se hizo también e l bellísimo sagrario para el altar ma– yor, obra del he rmano, no clé rigo, fr. Diego de Madrid. De bía resultar un ta nto precioso porque luego los superiores de la Provincia mandaron qui– ta r todo lo superfluo que iba co ntra la pobreza y sencillez que deseaban. F ruto de este celo exagerado por la pobreza fue e l que se tuvieran que vol– ver a construir e nseguida otros conventos e iglesias por insanos o porque se venían abajo a causa de los malos ma teriales con los que se hicie ron. La iglesia del Santo Ángel se te rminó e n 1633. Era pequeña, 15 me tros de largo por 7 de a ncho y 12 de alto. Los re ligiosos estuvieron cuarenta años en el primitivo convento (desde 1611). En 1651 lo abandonan debido a la insalubridad y a " las moscas del Tajo", en palabras de los cronistas, y a estar a dos kilómetros largos de To– ledo.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz