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H06 Jl·.M l~ l l JCJ\<; RO DRIC,lll·/ C,J\ltCIA vento, los capuchinos no fundasen a tres leguas alrededo r; recordemos que los capuchinos tenían pe rmiso del Rey para fundar 24 conventos en las dos Castillas. El convento de Segovia tuvo Constituciones especiales, a partir de 1695, por destinarse a noviciado de donados (lo mismo sucederá con El Pardo,A l– calá y Salamanca). E n 1696, la Provincia llegará a tener un total de 501 religiosos, de los cuales sólo 96 e ran he rmanos legos, por lo cual los superiores pedían con urgencia que se pudie ran admitir donados para suplir la mano de obra de aquellos. Segovia fue uno de esos conventos (junto a los de Valladolid, Toledo y E l Pardo) fijos y de terminados para realiza r los estudios no obstante a al– gún intervalo, que los hubo. En el Capítulo General de 1667, se daban medidas restrictivas para con– fesar entre los capuchinos. Concedía a algunas personas dete rminadas el po– de r confesarse con los capuchinos de Toledo y de Alcalá; en cambio, se d io licencia general para que en Segovia se confesara quien quisiera. El libro de entradas y salidas, en lo económico, del convento de Segovia se conserva en el A rchi vo Histórico Nacional (junto a los de los conventos de Rueda, Alcalá de Henares y Calzada de Calatrava). Llama la atención su minuciosidad. Tras la exclaustración de 1835-1836, los manuscritos, documentos y pa– peles, fueron a parar a las diversas De legaciones provinciales de Hacienda. Seleccionaron los que tenían que ver con lo económico. De allí se manda– ron al Archi vo Histórico Nacional; muchos de ellos se encuentran en la Sec– ción del Clero. no todos. En Segovia se formó a los candidatos al sacerdocio. Sabemos que a principios del siglo xv111 , el Provincial, P Antonio de la Puebla, trasladó el curso de Gramática (o de Letras Humanas) de El Pardo a Segovia. E n su historia de siglos este convento, como los demás, vivió todo ti po de acontecimientos. En 1727, por ejemplo, el P General de la Orden, P Hart– mann de Bressanone, llegó a Segovia donde se le tributó un gran recibi– mjento. En ese mismo año, salió elegido Provincial, e n el Capítulo del 25 de abril de 1727, el P Isidro de Lozoya, que había sido vicario y guardián de este convento segoviano y que se distinguió en el apostolado de la predkación, sobre todo con las misiones populares; antes de 1725 ya poseía el título de Misionero Apostólico. E l 20 de ruciembre de 1789, hubo un incendio en el convento de Sego– via, sin causar excesivos daños. Pero el 8 de febre ro de 1790,se declaró otro incendio mucho más virulento. No quedó del todo el edificio sino la iglesia. el coro, la sacristía, el refectorio y algunas celdas. E l cromsta del convento escribe que ambos incendios fue ron provocados a propósito. Los religiosos tuvieron que realojarse en otras casas. El obispo D. Juan Jiménez, hizo todo
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