BCCSAL000HEM-EF-101100000000000

798 ll· Sl°IS I UCAS RO l)RÍ( ll li 1 / ( ;AR( ÍA taba pared con pared con el convento de San Antonio del que el Duque de Medinaceli era patrono. Los frailes tuvieron que irse a los conventos de La Paciencia y E l Pardo. La iglesia quedó para capilla real. Derribaron celdas, tabiques, oficinas. E n 1715, el Rey decide volver al palacio del Retiro por lo que se resti– tuyó San Antonio. Para ello se demuelen la iglesia y el convento y se re– construyen. A fin ales de 1717 los capuchinos vuelven a su antiguo convento. Hay que aclarar que de 1709 a 1717, España había roto relaciones di– plomáticas con la Santa Sede, por eso se expulsa a los capuchinos de San An– tonio del Prado, además de que la enfermedad de la Reina era cierta y se pensaba que le convenía cambiar del lugar habitual en el que antes vivía; así se lo habían recomendado los médicos. No obstante, hay que reconocer que el Rey, en este estado de tensión di– plomática, ayudará mucho en la reconstrucción de la nueva iglesia y el nuevo convento. El Marqués de Priego, a su vez Duque de Medinaceli, ayudó también con la elevada suma de 20.000 ducados. Como hecho anecdótico, sa– bemos que los cartujos de E l Paular donaron la madera suficiente para la reconstrucción. El convento se terminó antes que la iglesia y los religiosos comenzaron a habitarlo en noviembre de 1716. En el altar mayor de la nueva iglesia se veneraba la imagen del titular, San Antonio de Padua; esbelta talla, meritoria, que está actualmente en la iglesia parroquial de San Jerónimo el Real. En esta iglesia también se halla un grupo escultórico del Eterno Padre que estaba también en esta iglesia de San Antonio del Prado, a un lado del altar mayor. Otro altar estaba dedicado a san Francisco de Asís. Otro a san Félix, que está en la iglesia de Jesús de Medinaceli. En el convento de Jesús de Medi– naceli están las imágenes de una Divina Pastora, una Inmaculada y otra de Nuestra Señora de la Divina Providencia que tienen su historia en esta igle– sia, aunque en épocas distintas. En 1751, se concedían 40 días de indulgen– cias a los que rezasen o cantasen los gozos de la Inmaculada Concepción, "después del rosario cantado, todos los sábados, vísperas o fiestas de Nues– tra Señora" e n nuestras iglesias conventuales y además en las ermitas de La Paz, en la huerta del Pardo o en la ermita que tenía el convento de San An– tonio del Prado o en la que había en Toledo. Adornaban los claustros de Sao Antonio del Prado, donación de los Du– ques de Medinaceli, cuadros de santos y mártires de la Orden franciscana y de la capuchina en particular, y de esclarecidos religiosos de la Provincia de Castilla como los PP. Diego de Quiroga y Pablo de Colindres. En 1742, se coloca un nuevo alta r en la iglesia, dorado y tallado, dona– ción de D. Pedro de Alcántara Fernández de Córdoba,Duque de Medinaceli, cuyo titular e ra san Pedro de Alcántara. Se regalan tallas de san Cayetano, san Andrés Avel ino. un cuadro de Palomino representando a san Pedro de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz