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I IISl'Ol{IA 1)1 1 fl'• f IIN\ t N'l 1l t 1\ l'I IC I IINOS ll l•. 1.A l' IHlVINCl l\ 1)1'I SA( l li,\lll l I t llt/\/ON 111' 11 "i\ lS ll l• C'AS I ILI.A 797 ,l•1:í la primera casa de noviciado del Comisariato General (Castilla aún no t· 1 a Provincia). /\ principios de 1612 se inaugura, con inusitada pompa, la iglesia ele San nto nio del Prado. Los reyes ayudarán a este convento con alime ntos, leña prestaciones económicas para las reparaciones. El día de san Romualdo, 7 de febrero de 1610, tuvo lugar la primera ves- 1 ición de hábito en el convento de San Antonio. Luego, la fuerza d e lo vo– r;1cional parece pararse ya que tuvieron que venir 4 novicios de Valencia, q uc hubían tomado el hábito de manos del P. Polizzi. Los novicios venían a Ma– urid expresamente para que con su ejemplo alentasen a otros jóve nes y se les q uitase el miedo de abrazar la austeridad de la Orden; de éstos p rofesa- 1ían sólo 2: el P. Se rafín de León , más tarde Provincial, y fr. Luís d e Palen– cia , re ligioso descrito como "muy ejemplar". Con re ligiosos venidos de otras provincias y de Italia, muchos de origen easte llano, ya en 1610, en la procesión del Corpus desfilaron 36 capuchinos. /\ consecuencia del aumento del número, pronto sería necesaria la funda– ción de otros conventos. Por este convento pasaron personajes tan relevantes como e l P Basilio de Zamora. Este religioso había tomado el hábito en 1636, ordenándose en 1644, muriendo en 1696. Fue guardián de Salamanca y de La Pacie ncia, De– finidor seis veces, Ministro Provincial, Visitador de las Provincias de Vnlen– cia yAndalucía, Predicador de Fe lipe IV (e l que h.izo el convento de La Pa– ciencia), Calificador de la Suprema Inquisición, confesor y con sult or del Duque de Medinaceli. E n su provincialato se fundan los conventos de La– guardia (Álava) y de Santa Leocadia (Toledo); se intenta también , aunque no se consigue, fundar en Burgos, Monteagudo y Haro. E l P. Basilio fu e e l principal propulsor de un gran movimiento literario en la Provincia (e l si– glo xv11, quizás haya sido el más glorioso en este campo). Todos los conventos tuvieron hue rtas capaces, aún la de San A nto nio del Prado, que estaba en la misma ciudad; también estuvieron en la ciudad las de La Paciencia, Santa Leocadia de Toledo, Segovia y Vallado lid . E l archivo provincial existente en San Antonio de l Prado con tenía una gran riqueza documenta l de todo tipo. Ha llegado hasta nosotros la re– la ti va a la fundación de los conventos, planos, obras pías, limosnas. Pero, en cambio, falta otra que seguramente inte resa más como: cró nicas, ne– cro logía, actividad apostólica, relaciones biográficas, e tc. Tras la exclaus– tración no sabemos de l destino de l archi vo provincia l ni de lo s o tros a r– chi vos conventua les. La enfermedad de la reina María Luisa de Sabaya, esposa d e Fe li pe Y, obligó a los capuchinos de San Antonio a traslada rse a otro s itio pues se ocupó la iglesia y convento para adecentarle habitaciones a la re ina. La reina rue al palo io d · M ·din ,1celi la servid umbre se hospedó en e l co1we 111 0 e iglesia() · Snn ni nnio, qlt • limi111ha n entre sí. El palacio de Mcdinac<;li •s-

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