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796 JI SllS I UCAS RODl( IGUF/ GAR('(A fue esta ayuda en ma ravedís, etc. E n 1644, según se nos d ice en un docu– mento del Archjvo de Palacio, se habían dado para limosna del Capítulo: 200 libras de carne ro, 50 de te rnera, 700 huevos, 5 libras de aceite, 16 libras de miel,80 azumbres de vino, 75 libras de guindas, 75 libras de cerezas, 160 tor– tillas, 80 libras de pan y 2 barriles de aceitunas, Fue Colegio de estudiantes casi sin interrupción; en él estuvo la enfe r– me ría provincial. Antes de la división de la Provincia entre Castilla y An– dalucía, debido a las enormes distancias entre los conventos, fueron novi– ciado en la Provincia de Castilla los conventos de San Antonio del Prado, E l Pa rdo,Toro,Alcalá de Henares y Salamanca. Desde 1625 continúan siéndolo Salamanca;juntamente conTo ledo, Salamanca seguirá siendo desde 1634 a 1638. La Paciencia será el próximo noviciado de 1640 a 1663 y a partir de esa fecha quedan definitivamente por noviciados los conventos de Salamanca y Alcalá (ciudades plagadas de jóvenes universitarios). Poseía una selecta biblioteca de cerca de 12.000 volúmenes (también fue– ron grandes las bibliotecas de El Pardo, La Paciencia y Esquivias). Estaba compuesta de muchas obras de escritores eclesiásticos, asuntos predicables, teología moral, y Santos Padres. E l catálogo de la misma lo hizo el P. Fran– cisco de Ajofrín y está actualmente en el archivo provi ncial de Castilla, pe ro la bibboteca en bloque se requisó y está actualmente en la Real Academia de la Historia,junto a la de las casas y colegios jesuíticos. E n la hoja de pre– sentación que hoy día. en 2006, se da como guía de los incunables, se dice ex– presamente: "El llamativo incremento de la colección de impresos que oca– sionan las leyes desamortizadoras, no fue demasiado significativo en relación con los incunables. Quizás sólo la biblioteca de los capuchinos de la Paciencia me rezca recuerdo expreso". Sin embargo, nos extraña que de esta biblioteca central no fueran también allí en no poca cantidad. E n este convento de San Antonio (como en el de La Paciencia) había muchas Misas a lo largo del día; en los conventos de poco culto, como era el caso de E l Pardo, se decía al menos una a las 10 de la mañana. Iglesia y convento fueron demolidos en 1715, para levantar los que luego subsistie ron hasta 1890. Antes y después la fabricación era muy pobre, los materiales de construcción muy sencillos. Sufrió mucho el edificio con la Guerra de la Independencia y por la exclaustración, siendo definitivamente destruido en 1890. Se hallaba en el espacio que ahora ocupa el ja rdín que está enfrente de Las Cortes. Con la exclaustración de 1835-1836, la tristemente famosa Ley de Mendi– zábal, la Provincia de Castilla perdió irreparablemente 21 conventos. Es éste el balance con el que se cierra este periodo de la historia de la Provincia ca– puchina de la Encarnación de las dos Castillas. Este convento de san Antonio del Prado no volverá a resurgir tras la restauración de la Orden en España. Pe ro retrotrayéndonos en el tiempo, vemos que tras la fundación del San Antonio del Prado, pronto se multi plican los conventos capuchinos. To ledo

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