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776 J!'.SllS I UCAS ROORl(iUl•L' 1;A (t< fA A pa rtir de esta fecha, todos los vie rnes se celebrarían cultos especiales. Por la mañana se exponía el Santísimo, que seguía hasta la tarde, e n que al final de la función se cantaba e l Miserere con gran solemnidad 6 . Este convento se dedicará a l noviciado desde sus comienzos hasta 1660, y desde 1663, casi sin interrupció n será Seminario de nuevos. Prueba de la estima que los Reyes sintieron por los capuchinos de La Pa– ciencia fue ron las cuantiosas limosnas que les tenían asignadas mensua l– me nte. Además:Todos los días, desde 1640, se daban 4 azumbres de vino para misa y para la mesa, (recordemos que fue uno de los conventos mayores de la Provincia capuchfoa de Castilla).También se les servían g ratis las medi– cinas de la Re al Botica, y, desde e l 1 de mayo hasta fines de septiembre, se les suministraba diariame nte cierta cantidad de nieve, traída de la Sierra, en proporció n a l número de re (jgiosos de la comunidad 7 • E l convento e iglesia de La Paciencia de Cristo se construyeron, juntos uno a l otro, e n la calle de Las Infa ntas de Madrid, en e l mismo sitio en que unos judíos ultrajaron la imagen de Jesucristo, siendo prontamente castiga– dos por el Santo Oficio como más ade lante veremos. Los capuchinos colocaron e n la nueva iglesia de La Pacie ncia un Cruci– fijo que trajeron del convento de San Antonio del Prado, donado po r Fran– cisco de Sandoval, duque de Lerma, en una concurrida procesión que se hizo desde la parroquia de Santa María, po r estar más cercan a al nuevo edificio re ligioso. La iglesia, muy sencilla, sabemos que se construyó e n 1651. Poseía muy buenos cuadros; e l del altar mayor, de Francisco Ricci, representaba a Cristo e n e l Calva rio. O tros de Manuel Molina recordaban la muerte de san José y de san Fra ncisco. E n la nave derecha de l templo, donde se e ncontraba la capilla del Cristo, había otros cuadros de Pedro de Baena, Caste lo y Andrés Vargas. Todos los años, en el día 14 de septiembre se celebraba una a nimada fiesta, presidida por un octavario donde sermoneaban los mejores predicadores de Madrid. Este culto había nacido por disposición de Felipe IV y, luego, lo con– fümaron sucesivamente o tros reyes: Carlos II, Felipe Y, Fernando VI y Car– los III. También, se honraba al Cristo durante todos los viernes del año. 6. Muchos fieles dejarían en su testamento legados para que se cantase el Miserere. con la so– lemnidad que allí se hacía. una o dos veces al año. 7. Archivo de Palacio N. de Madrid. Sección Administrativa. Corporaciones Religiosas. Capu– chinos. - Legajo3, Convento de la Paciencia. Estos documentos del Archivo de Palacio han sido muy estudiados por Gregorio Blanco García en su tesis doctoral en historia, no publicada aún, sobre el Cristo de El Pardo y los capuchinos de este mismo Real Convenio. Gran parte de esta sección estudiada la hemos tomado del eminente historiador capuchino fluc naventura de Carrocera, La Provincia de frailes 111e11orescap11chi11os de Castilla. Vol. 1l57~ 1701 (1' l.1 drid, 1949) 152-155.

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